Aunque
muchos estudiantes no entienden demasiado bien la imperiosa necesidad de hacer
una buena planificación de los exámenes desde principios de curso.
Tres
razones fundamentales apoyan esta tesis: Reflexionar seriamente sobre ellas:
$Si se deja todo para los últimos meses o semanas se
tendrán muchas probabilidades de
fracasar, pues No se dispondrá materialmente ni de tiempo, ni de
tranquilidad mental, ni de serenidad, ni de la suficiente confianza en uno
mismo para repasar en profundidad los temas dados a lo largo del curso.
$El repaso frecuente de contenidos ya estudiados, facilita muchísimo la comprensión y el
aprendizaje de los sucesivos contenidos, ya que la comprensión firme y estable del
material que precede es una buena base para los nuevos conocimientos que se han
de incorporar y dominar.
$Se olvida,
si no se repasa con cierta frecuencia lo ya estudiado. Observar la gráfica de la curva
del olvido sobre conocimientos retenidos, convence de la importancia del
repaso.
Una
planificación acertada permite en tiempos de exámenes centrarse en repasar,
en afianzar los conocimientos ya aprendidos, y no en tratar a última hora, de estudiar aquello que no se hizo en su momento.
1º Planificación a comienzos de trimestre: realizar una
estimación de los días disponibles antes de cada examen y en función de ello, distribución de la materia.
2º. Revisión
rápida diaria de lo que se vio el día anterior, con vistas a ir
consolidando los conocimientos. Se puede avanzar más de lo establecido, pero nunca se puede incumplir el objetivo diario
3º.
Anotar las dudas que surjan
e intentar resolverlas cuanto antes con el profesor o con compañeros/as.
4º. Reunirse con otros estudiantes.
5º. Realizar diversas preguntas sobre los temas estudiados,
tratar de redactar estas por escrito, simulando exámenes parecidos a los que
pueda hacer el profesor de cada asignatura.
6º. Adquirir información sobre los
exámenes: tipo de preguntas, forma de calificar, contenido más importante... esta información puede obtenerse de alumnado de
cursos anteriores.
7º. En los días previos al examen se debe hacer un
esfuerzo por combatir la ansiedad. Un buen método es despreocuparse
por el posible resultado de la prueba y en cambio sí preocuparse por
hacer todo lo posible.
Trata de pensar en positivo: “he trabajado, me he esforzado, he preparado el examen con rigor,
probablemente apruebe y en caso de que no sea así, siempre tendré otra
oportunidad”.
8º. Si la
planificación no ha sido correcta: es preferible que el tiempo disponible (respetando
los descansos) se distribuya de forma que se pueda revisar toda la materia,,
aunque sea superficialmente, antes que estudiar muy bien una parte y no ver
nada del resto.
LA SEMANA ANTERIOR: Hay cuatro formas de calmar los
nervios:
L Reducir los contenidos de cada
asignatura, a sus
ideas básicas (esquemas, resúmenes y apuntes)
L Familiarizarse con la situación de examen simulando estar ya en el
aula, relajado y dispuesto a contestar preguntas.
L Entrenarse en contestar preguntas
idénticas a las que
suele formular el profesor/a.
L Descansar mental y físicamente durante esta
semana, Estudiar muchas horas seguidas y agotarse en el último momento, es
trabajar de manera directa en contra del propio rendimiento
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